miércoles, 9 de noviembre de 2016

#76 - El camino solista es un camino que nunca empieza y nunca acaba para mí

Nazarena Anahí Cáceres
Puerto Montecarlo, Misiones - Ciudad de Buenos Aires.



¿Qué te acercó a la música?
En realidad, el primer gran acercamiento fue con un casete de Mercedes Sosa que había en casa, Mercedes Sosa en Argentina, que escuché a rabiar. Más tarde me fui acercando por motu propio, pero mi gran motivadora fue La Negra. Cuando era chica, mis viejos compraban esas colecciones de cds que venían en diversas revistas y que eran de distintos géneros musicales... Había una de folklore, una de tango, una de boleros, una de música clásica... Escuchaban el cd cuando lo recibían, pero después no lo escuchaban más. Yo tomé la costumbre de re-escucharlos después. Curiosamente, a la última colección que me acerqué  fue a la de tango.

¿Cuáles fueron tus primeras incursiones?
Me acuerdo que cuando era pequeña, tendría cinco o seis años, me regalaron un tecladito de tres octavas. Saqué la melodía de "Alfonsina y el mar" de oído. No estudié música hasta varios años después, pero digamos que mi primera incursión fue ese tecladito. También me hacían cantar en los actos, y cuando aprendí a tocar la flauta dulce en el colegio le puse nombre a las notas. Empecé a estudiar violín a los doce en el conservatorio porque no podía entrar a estudiar canto, por la edad, había que esperar al cambio de voz. Canto empecé a estudiar a los quince y empecé a tocar piano a los dieciséis.

¿Tenés una metodología de composición y trabajo?
Sí, en realidad tengo varias y dependen del momento. Mis ideas suelen pasar mucho tiempo en mi cabeza y las voy organizando muy de a poquito, porque además siempre estoy juntando información de todos lados ¡y eso a veces me dificulta un poco la elección de un material! Me tengo mucha paciencia al respecto también. El boceto es como una especie de collage de pequeños fragmentos de bocetos que se van organizando. Para el trabajo creativo me tomo mi tiempo, el que yo crea necesario. No soy de sentarme a escribir, sino que voy organizando las ideas en general de a poco. Y aun así, cuando llega el momento de materializar las ideas, tampoco lo hago de una ni me cierro a la idea madre, me gustan las interferencias y que nada sea cerrado herméticamente. A nivel trabajo sí, soy bastante más organizada, si consideramos trabajo al proceso que viene después de la obra terminada, a su última materialización, ahí necesito ser disciplinada. Cómo así también a la hora de elaborar una interpretación para una obra que no es mía. También ocurre que la composición es más reciente en mi vida, tal vez le falta un poco de sistematización al proceso compositivo, sistematización que sí está presente a la hora de organizar una interpretación.

¿Cuál es el momento más placentero del proceso musical?
Todo el proceso creativo es placentero, desde la composición al trabajo de ensamble, y también la interpretación en vivo. Todo proceso creador es placentero. 

¿De qué hablan tus canciones?
En este momento, como intérprete de obras de otros compositores, la mayoría son de desengaños amorosos... No te voy a mentir. El paradigma tanguero del desengaño amoroso todavía me persigue... No digo que no me gusta, porque me ayuda a canalizar y analizar las heridas del pasado para poder curarlas; pero me gustaría abrirme un poco a otro tipo de letras. También, lo que me suele motivar a escribir es eso y diversas cuestiones que me despiertan protesta. Con Matías Fain (Deleitango) hacemos tangos de protesta. Aunque hasta ahora me ha servido mucho, espero poder independizarme del paradigma del desengaño amoroso en algún momento y poder seguir haciendo tango... Otro tipo de tango, claramente. 

¿Qué esperás que pase con tus canciones?
En este momento, que la persona que las escuche pueda limpiar su cabeza y su corazón de lo que le duela. Y que no se sienta sola. 

¿Cuándo empezaste tu camino solista y por qué?
En realidad, soy semi-solista. Como creador nunca dejás de ser solista, pero en este momento soy parte de tres grupos maravillosos que me motivan y motivan mi aprendizaje por igual, ya que son tres grupos con una búsqueda bastante diferente pero que también está muy unida: dentro del lenguaje tanguero, cada uno, a través de tangos nuevos y arreglos con propia luz, busca aportar su semilla al tango del siglo XXI. En este momento estoy cantando con Deleitango, donde somos dos cantores y dos guitarristas; en Chifladas, que es un quinteto de vientos al que me sumé como cantante, y La Martino Orquesta Típica, cuyo director es Nehuen Martino. En realidad, el camino solista es un camino que nunca empieza y nunca acaba para mí. 

¿Cómo ves la escena musical?
Bueno, es una pregunta un poco amplia. Es difícil hablar de la escena musical en general, puedo hablar de la escena tanguera, que es la que más me concierne. Celebro que cada vez seamos más los que nos acercamos a crear tango. Y también agradezco la apertura dentro del género, que permite que convivan tantos estilos tan definidos y tan distintos pero unidos por la misma pasión y la misma militancia. A veces sí me gustaría que se celebrara más la diferencia dentro del género, que también  es la que permite que nazcan nuevas voces. Siempre desde el conocimiento y el amor, ¿no? Me parece que ese es el camino, conocer el género a fondo y construir desde el amor y no desde otro tipo de interés.  También celebro la apertura a que haya tantas intérpretes femeninas ¡en un género que siempre fue bastante masculino!

¿Con que músicos de tu entorno te sentís emparentada?
Ufff... Jaja. Con muchos. Para empezar, con todas las grandes cantoras que nos fueron abriendo de a poquito el camino a las que venimos después. ¡Y con todas las compositoras también!

¿Encontrás alguna identidad musical propia de tu zona o circuito?
¡Amo el tango! Aunque soy una peregrina constante. Me doy el permiso de adaptarme a lo que siento. Mi identidad es la música. 

¿Un disco?
Mmmmh... Dos: Tal vez será su voz, Lidia Borda + El Arranque, y Vida mía, Julia Zenko.

¿Una canción?
“El milagro”, es un tango de Armando Pontier y Homero Expósito.

¿Una frase?
"Revolucionario será aquel que pueda revolucionarse a sí mismo", es una frase de Wittgenstein.

¿Un espacio?
El sonido.

¿Con quién continúa la serie?
Con Analía Trillo, una colega flautista a la que admiro mucho por su empuje y su sensatez. ¡Además de ser una gran creadora e intérprete! →


LA MÚSICA POR SU CANCIÓN: “LA MARTINO ORQUESTA TÍPICA”

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