martes, 16 de agosto de 2016

#65 - Ese momento donde se es todo

Federico Olguin
San Luis



¿Qué te acercó a la música?
Tenía ocho años y el ambiente en la escuela primaria de aquel barrio gigantesco se había vuelto muy hostil, lo que me llevó a una actitud muy marcada de introspección. Al parecer, mi profesora de música pudo ver esto y decidió darme el regalo más bello que podía existir; me incluyó en su coro, y pude pasar la primaria cantando y preparando repertorios para luego hacer presentaciones, jugar mientras en las demás aulas se llevaba a cabo el exterminio de la niñez. Nunca más dejé de vivir de ese modo.

¿Cuáles fueron tus primeras incursiones?
Mis primeras incursiones fueron los himnos patrios que la escuela le exigía a nuestra profe de música. Las canciones que inventaba en idiomas inventados, y el repiquetear de algunos versos folclóricos que resonaban tímidamente en mi interior; semillas que mis parientes tonaderos nos dejaban  -tal vez sin saber- como si fueran ventanas o escaleras para llegar a esos lugares donde nos esperan nuestros ancestros y nuestros verdaderos nombres.

¿Tenés una metodología de composición y trabajo?
Mi metodología es, a grandes rasgos, por un lado, la constancia en el ejercicio físico del instrumento, estudio de la técnica, tanto en el contrabajo como en la guitarra, mis  dos amados instrumentos; por otro lado está el trabajo de investigación que hago desde la guitarra, es en este punto donde la búsqueda de interpretación y creación se encuentran. Cada canción, cada obra que estudio me invita a buscar mi palabra, mi melodía, mi ritmo, una fuente de vida donde meto mis manos y lo que recojo es infinito, como la raíz.

¿Cuál es el momento más placentero del proceso musical?
El momento más placentero es el que se da en el dialogo con otro músico, esa charla afectiva que habla del presente que también es pasado y futuro, lo que fue y lo que será en ese momento donde se es todo. Pero también hay un momento al cual me quiero referir rápidamente, ese momento de soledad en el que cada acorde y melodía van sanando, paso a paso, los dolores más profundos, ese momento de auto-sanación. 

¿De qué hablan tus canciones?
Mis canciones quieren hablar de mi tierra, que es mi gente, que es mi historia, pero también mis canciones quieren decir el festejo, los ríos donde el niño se vuelve verdaderamente niño, las calles que son la prolongación de un cielo hostil y maravilloso, mis canciones dicen cuanto he sido amado y odiado también.

¿Qué esperás que pase con tus canciones?
Espero que mis canciones sigan viviendo con la humildad de una pequeña planta, creciendo con cada nuevo día y muriendo también, renovando ese trocito de tierra que ha habitado, nutriéndolo.

¿Cuándo empezaste tu camino solista y por qué?
Como contrabajista siempre dependí de una banda para poder decir, paralelamente -como conté más arriba- fui investigando desde la guitarra un montón de autores, principalmente peruanos. Eso me fue llevando nuevamente al folclore de mi tierra, la música cuyana. Así, con el pasar de los años, me encontré con que tenía un montón de repertorio. Fue entonces que convoqué a un gran artista y amigo, Juan Ponce, para que me acompañara en una presentación que decidí realizar desde la guitarra, mostrando ese trabajo que se fue gestando casi sin querer en la intimidad. Fue en ese momento que comprendí que ya  podía desarrollar otro tipo de trabajo muchísimo más personal e intimista.

¿Cómo ves la escena musical?
Me referiré a la escena musical aquí, en San Luis. Para los cantautores cada día es más difícil salir a mostrar su trabajo, están desapareciendo una a una las salas donde se podía mostrar este tipo de trabajo, una falta total de conciencia sobre las condiciones laborales que tenemos que soportar los músicos en general, de parte de la comunidad, han abierto el juego a los especuladores que buscan obligarnos a trabajar gratis. Esto generó que nos fuéramos juntando, generando nuestros propios espacios y animarnos a seguir componiendo y grabando. Es por esto que creo que cada vez más gente arma bandas, compone canciones y se junta para poderlas compartir.

¿Con que músicos de tu entorno te sentís emparentado?
Me siento muy emparentado con músicos de búsqueda popular, que son respetuosos con el oficio y las personas, que buscan, aprenden con la mayor humildad, que encuentran tanto en el jazz como en la tonada un saber valiosísimo. Puedo decir con mucho orgullo que muchos de esos músicos a los que me refiero son mis grandes amigos, con los que comparto cotidianamente no sólo la música sino también la claridad y la oscuridad de esta región que habitamos, y de esta vida que transitamos.  

¿Encontrás alguna identidad musical propia de tu zona o circuito?
A raíz del descubrimiento de la música peruana pude resignificar la música cuyana, es desde ahí de donde avanzo, con la alegría de encontrar la música que amo en cada taxi que me tomo, en la radio de cualquier kiosco, en el aire.

¿Un disco?
Un disco importante sería Paladines de la música de cuyo, del dúo Alfonso y Zabala.

¿Una canción?
“Al cimbrar de la vida”, de Félix Dardo Palorma.

¿Una frase?
“En este dulce vals se queda el alma prisionera, en el primer compás el sentimiento abre una huella”.

¿Un espacio?
El rio y el desierto.

¿Con quién continúa la serie?
Fabricio Carbajal  →

EL MÚSICO POR SU CANCIÓN: “MONTE Y TIERRA”, DÚOSUMERGENTE.

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