miércoles, 13 de julio de 2016

#60 - Siempre lo que es nuevo es el camino

Andrés Arias
Córdoba



¿Qué te acercó a la música?
Cuando tenía cuatro años, me atrajo un piano medio viejo que había en casa. Mi hermana mayor estudiaba en ese entonces, y así pedí a mis padres que me llevaran a algún profesor para aprender. 

¿Cuáles fueron tus primeras incursiones?
Empecé con un profesor en el barrio, luego en unas cuantas academias de música y luego a cursar en la escuela musical Collegium, donde estudié piano con Antú Honik y las otras materias musicales, como audioperceptiva, también en esa institución.

¿Tenés una metodología de composición y trabajo?
Generalmente, a la hora de componer canciones, hago primero la melodía de la voz con la armonía en el piano o en la guitarra. Luego le agrego la letra. Luego de tocarlo muchísimas veces -por inercia y en todo momento que puedo, en esos días cercanos a la composición-, o bien lo maqueteo en mi compu, o bien lo probamos con la banda, donde el tema empieza a fusionarse con distintas musicalidades y donde comienza una especie de metamorfosis que lo lleva a renacer y resignificarse.

¿Cuál es el momento más placentero del proceso musical?
A mí me gusta mucho el momento creativo, esa especie de riesgo que corre por el cuerpo en donde todo puede salir mal y que a fin de cuentas no es tan importante. Mientras menos importancia se le da, mejores resultados se logran. En realidad, lo que pierde importancia es la mente que juzga. Entonces es como un ejercicio de relajación y tensión a la vez (momento compositivo de motivos principales). Luego me gusta bastante el trabajo más rutinario de curar esa canción hasta llegar a fidelizar todo ese primer big bang, sirviéndose ya sí de métodos o técnicas más pensadas. Pero siempre tratando de resaltar la esencia de la composición.

¿De qué hablan tus canciones?
Mis canciones generalmente hablan de estados emocionales, de sensaciones o de experiencias que generan dichas sensaciones. Muchas veces son impersonales. Hablan de entidades o personajes creados experimentándose. Otras veces busco por medio de las palabras llegar a algún lugar desconocido. El hecho de lograrlo o no carece de importancia porque siempre lo que es nuevo es el camino en el cual uno toma lo desconocido.

¿Qué esperás que pase con tus canciones?
Que lleguen adonde tengan que llegar. Que el mensaje haga su recorrido. El que tenga que ser, uno nunca sabe. Yo estoy abocado al trabajo porque amo lo que hago. Así, luego, que ellas vivan, crezcan y se reproduzcan, o mueran independientes.

¿Cuándo empezaste tu camino solista y por qué?
Empecé alrededor del 2012, por gusto y por curiosidad. Así mismo, fusiono este proyecto con los proyectos grupales (Sur Oculto y Sincronave), donde puedo compartir y aprender muchísimo. Me gustan ambas instancias, grupal y solista. En este momento estoy en proceso de grabación de mi segundo Ep, que saldrá en plataformas digitales.

¿Cómo ves la escena musical?
La veo realmente hermosa. Fructífera, sumamente creativa y en crecimiento. 

¿Con qué músicos de tu entorno te sentís emparentado?
Músicxs que admiro y con los que comparto, como Pancho Parra, Luca Legnazi, Franco Cornacchione, Seba Tévez, Ema Borgna, Luci y Eli Rivarola, Fly fly Caroline, Gonza Sánchez, Juan M. Lucero, Persona, y muchísimos otros.

¿Encontrás alguna identidad musical propia de tu zona o circuito?
Sí, por supuesto. Mi identidad es relativa a mi lugar, a este lugar. Me encanta que así sea. Lo que se respira en Córdoba no se respira en otros lados. 

¿Un disco?
Marmas, de Gonza Sánchez.

¿Una canción?
“Carnavalito”, de Bikini Margarita.

¿Una frase?
“Sinestesia nos dice que nada es real”.

¿Un espacio?
Terraza, sol.

¿Con quién continúa la serie?
Franco Cornacchione →

EL MÚSICO POR SU CANCIÓN: “TODO LO QUE DICE EL VIENTO”

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