miércoles, 25 de mayo de 2016

#53 - Se está generando una nueva forma de canción

Juan Gavioli (Juanga)
Córdoba capital.



¿Qué te acercó a la música?
De pequeño se escuchaba mucha música en casa, y siempre me gustó. Había músicas que me transportaban a sensaciones hermosas. Supongo que mi viejo tuvo mucho que ver, ya que canta y toca la guitarra. Me contaba historias de cuando él era joven y tenía su banda de rock. La música fue y es parte de toda mi vida.

¿Cuáles fueron tus primeras incursiones?
Un día, a los nueve años, agarré la guitarra de mi viejo, que la había dejado en la pieza, y me puse a rasguearla sin sentido. Arriba cantaba cosas improvisadas (el canto es algo que hago desde que tengo recuerdos). La cuestión es que ellos me miraban con ternura y para navidad me regalaron una guitarra criolla. Aprendí canciones de Litto Nebbia, que me pasó mi viejo, así que ya de entrada fui internalizando los acordes con séptimas y las cejillas. A los diez me aburrí y dejé la guitarra por un año. Fue a los once que amigos del barrio querían armar una banda y me llamaron porque sabían que yo tocaba. Ahí volví a agarrarla y no la solté nunca más. Tiempo después, a los catorce, formaría mi primera banda, con la que hacíamos homenaje a los Beatles y con la que empecé a tocar en todos los escenarios de Córdoba (y que luego me llevaría a tocar al The Cavern, en Liverpool, Inglaterra, el mismo escenario que muchos años antes pisaron los Beatles). 

¿Tenés una metodología de composición y trabajo?
No quiero nunca atarme a un método, para poder seguir renovándome con el tiempo y probar nuevas formas de hacer música. Igualmente, sería difícil decir que uno no desarrolla ciertos hábitos, o que se acostumbra a fluir de alguna manera propia que haya desarrollado con el tiempo. Generalmente, tengo que sentirme inspirado para poder componer algo que valga la pena, como primera condición. Eso me sucede cuando me veo motivado por un sentimiento, alguna situación que me haya pasado en la vida, linda o que me lastime, o que me deje pensando. Ahí me activa la necesidad de generar un canal por donde descargar tal sensación. Tenés algo que decir y querés decirlo ahora. Cuando me pasa, empiezo a unir acordes con la guitarra o el piano, y canto melodías que voy improvisando, tratando de representar lo que siento. Intento también que salga una frase que resuma lo que quiero expresar, y la repito en dónde mejor encaje. La escribo en un cuaderno y si salen más también, aunque después no use todas porque me parezca que no garpan. Igual ayudan a encaminar hacia dónde va el mensaje. Supongo que es algo así como cocinar. Vas probando lo que hacés, hasta que queda rico. En la música, pruebo hasta sentir que se generó una conexión entre la melodía, la letra y la armonía; una sensación que me produzca lo mismo que me pasa cuando escucho a un artista o a una música que me complace. 

¿Cuál es el momento más placentero del proceso musical?
No puedo definir uno. Hay muchos. Yo disfruto de casi todos los momentos. Cuando nace la idea, cuando se va formando la canción y vas dando en la tecla, cuando la terminás, cuando la grabás y muta de acuerdo a los arreglos, que suelen ser nuevos elementos. Todo eso es excitante. Cuando la tocás en vivo. Cuando con el tiempo vas probando versiones distintas sobre un mismo tema. A veces te diría que es parecido a estar con alguien e ir renovando y regando esa relación. Lo que sí me sucede es que resulta más placentero la primera vez que llega cada uno de esos momentos… Después, con la repetición va perdiendo fuerza y necesitás renovar, en todos los sentidos.

¿De qué hablan tus canciones?
Generalmente hablan de cosas que me suceden o sucedieron. También quizás de lo que me gustaría que suceda. Todavía no pude hablar de algo imaginario o algo ficticio de una forma que sea artística y convincente. Me encantaría poder hacerlo alguna vez. Pero por ahora la fuerza reside en que sé que estoy cantando algo real, que viví o que sentí, y por eso puedo cantarlo con todo el feeling cada vez que tenga que hacerlo. Porque me transporto a ese momento y me sostengo de un sentimiento con sustancia. Este primer disco que acabo de sacar como solista, llamado Elemento, habla de personas con las que viví alguna situación de amor o cariño, o sobre las que me dejaron o salí herido; habla de paisajes que vi en viajes, de ideas que se me ocurrieron con respecto a la vida y experiencias que aprendí.

¿Qué esperás que pase con tus canciones?
Que se disfruten, como disfruté de crearlas. Obviamente no puede pasar con todas las personas, porque cada uno siente y tiene gustos distintos. Pero supongo que hay mucha gente ahí afuera a la que puede llegarle o hacerle bien mi música. Para mí es un proceso sanador y sería genial que eso se pueda transmitir a alguien más. Cuando un buen sentimiento es compartido suele ser más hermoso; si no queda sólo en uno, que tampoco está mal, pero es una gran sensación la de compartir algo de uno y que otro le dé un nuevo significado... Generar un efecto en alguien más, sobre todo si es un sentimiento de amor o de lo que sea que le haga bien al que lo escuche. 

¿Cuándo empezaste tu camino solista y por qué?
El 2013 fue el año que decidí ser solista. Es algo que venía pensándolo, pero todavía le daba chances a las bandas que tuve. Los motivos creo fueron dos. El primero, que siempre vi crecer un proyecto y luego disolverse por no ponernos de acuerdo entre los integrantes; tuve dos bandas con las que hicimos muchas cosas, con una fui a tocar a Inglaterra y con la otra, que se llamaba Avant-Premiere, grabamos un disco que se escuchó mucho por Córdoba, titulado Todos los Días Más. El segundo motivo era que necesitaba grabar y cantar muchas canciones más que había compuesto, que a veces no entraban en el perfil de la banda, entonces quedaban guardadas. Decidí registrar un primer disco solista  (Elemento - 2015), en donde incluí todas canciones nuevas, compuestas entre el 2013 y 2015 -salvo una que traía del 2008, "Si Amanece"-, pero con el disparador de tener la libertad de dejar o sacar lo que a mí me gustara, sin tener que consultarlo o que alguien esté de acuerdo. Necesitaba sacar esos temas afuera, para mejorar mi propia forma de componer, experimentar con nuevas herramientas y poder crecer como músico.

¿Cómo ves la escena musical?
Creo que hay de todo, gente muy talentosa y sincera, y también escucho cosas que no me gustan. Con esto me refiero a que el negocio de la música (la mayoría de las veces) poco tiene que ver con la calidad artística del producto. Hay muy buenos artistas y músicos que tienen prácticamente cero difusión, y otros que son difundidos pero que musicalmente hablando se quedan a gamba. Bastante se maneja por contactos, más allá del talento, y los intereses de muchos que se encargan de difundir son vender la música, como cualquier otro producto que se vende en el mercado. Por tal motivo (preocuparse sólo por cortar tickets y las cuestiones superficiales de la imagen), el riesgo es que la música en sí, como expresión artística, eterna, y huella del ser humano, pierda importancia (por ende, magia y fuerza) y termine siendo banal. También están los casos en que se unen las dos cosas, calidad y difusión, pero son menos.
Uno de los grupos actuales que está llegando cada vez a más público y que a mi parecer tiene muchas canciones hermosas y con muchísimo corazón (aparte de estar trabajadas con mucho respeto, algo quizás imprescindible en el buen arte), son los muchachos de Sig Ragga. Si te tengo que nombrar a alguien, creo que ellos están haciendo el camino de la forma más sabia. Después hay muchas bandas nuevas en la escena, que tienen cosas muy interesantes, pero que también noto que todavía están ahí, tratando de descubrir su propia fórmula, su esencia, su verdadera música genuina (en relación a los grandes músicos que dio este país, como Charly, el Flaco, Cerati, Piazzolla, y tantos más que sería una lista interminable). Yo me considero en este último lugar, por supuesto, todavía tengo que desarrollar muchísimo en lo que respecta a mi música y a mis composiciones. Mi objetivo es, algún día, quizás, si lo hago bien y si se dan las condiciones, poder ser un maestro en este arte. Es una búsqueda de toda la vida. La cuestión está en no abandonarla nunca.

¿Con qué músicos de tu entorno te sentís emparentado?
Con Ernani Iuso, del grupo Jamani, Niko Garay, Valentín González, con mi hermano Santi Gavioli, con Cande Zamar, el bajista de mi banda, Gabi Lanatti, los amigos de Avant-Premiere, Franco Barea, Tebi Giordano y Mati Acosta (que no veo hace mucho, pero con quienes nos entendimos muy bien en todo lo referido a la música en su momento), y más personas que conocí y que voy conociendo día a día.

¿Encontrás alguna identidad musical propia de tu zona o circuito?
Creo que sí. Hay elementos en los temas del nuevo pop/rock cordobés que están un poco presentes en casi todas las bandas y/o solistas que aparecieron últimamente de mi ciudad natal. Y es loco porque es distinto al estilo Rosarino o al de Buenos Aires de hoy en día. Hay otra vuelta de rosca. Otra cosa que me gusta es que al no tener referentes fuertes -como Rosario tiene a Fito, Litto, o Buenos Aires a Charly o el Flaco, por nombrar algunos-, siento que más allá de sus influencias presentes en muchos de nosotros, se está generando una nueva forma de canción propia de Córdoba. Quizás sea el momento de que nuevos referentes aparezcan de la ciudad del cuarteto, donde mostremos también que hay muchos estilos más y variedades de canciones y colores que podemos crear. Y que la historia se sigue escribiendo, día a día, en constante evolución. 

¿Un disco?
Opuestos Complementarios, de Jamani.

¿Una canción?
“Momentos”, de Cristobal Sterpone.

¿Una frase?
“Todo dura un instante, para toda la vida”, Luis Alberto Spinetta.

¿Un espacio?
La meditación

¿Con quién continúa la serie?
Valentín González →

EL MÚSICO POR SU CANCIÓN: "SI AMANECE"

miércoles, 18 de mayo de 2016

#52 - Tomar la canción como formato para desarrollar nuestra música

Candelaria Zamar
Córdoba.

FOTO: ISI VIOLETA   


¿Qué te acercó a la música?
En realidad, siempre estuve cerca de la música, porque desde muy chica en mi entorno siempre se escuchó mucho de todo y en mi familia la práctica musical está muy presente. Tengo recuerdos muy tempranos de mis padres y mis tíos cantando y tocando, o de ser chiquita y sentarme a escuchar música mientras jugaba. Así que supongo que absorbí todo eso sin darme cuenta.

¿Cuáles fueron tus primeras incursiones?
Creo que por haber estado en contacto con la música desde muy chica, las cosas se fueron dando paulatinamente. Siempre me gustó cantar y jugar con el piano. Cuando tenía ocho años, más o menos, empecé clases con un profesor que tenía un método muy especial porque -ahora puedo entenderlo- me hacía ejercitar mucho el oído. Si bien, seguramente no duré mucho en esas clases, creo que esas fueron mis primeras herramientas, y la verdad es que me sirvieron un montón para seguir explorando sola también, hasta más adelante ponerme a estudiar con otros profesores.

¿Tenés una metodología de composición y trabajo?
La verdad es que no tengo un método muy definido para hacer canciones. Todas empiezan de una idea musical chiquita y si me atrapa lo suficiente, la continúo. Pero si bien hay puntos en común entre la composición de una u otra canción, hasta ahora todas las que hice fueron de una manera diferente. En cambio, cuando escribo música para que otros la interpreten (más “orquestal”, por decirlo de algún modo), ahí sí soy un poco más metódica: primero trato de imaginar lo que va a sonar, ayudándome muchas veces con instrumentos y/o la computadora. También lo ideal es consultar las cuestiones técnicas con los músicos que van a tocar esa música, o al menos que toquen los mismos instrumentos para los que estoy escribiendo. Después hago bocetos que muchas veces tienen forma de dibujo o gráfico y que me sirven para tener una idea general de la pieza. Hago muchos bocetos, cada vez más específicos. A veces, si puedo, armo maquetas en la compu y todo culmina cuando llego a la partitura final.

¿Cuál es el momento más placentero del proceso musical?
En mi caso, el proceso de composición no sé si siempre es placentero, porque implica enfrentarme con la incertidumbre de lo todavía no hecho. Pero a la vez, creo que es el momento que más disfruto, porque ese vértigo tiene algo de interesante y motivador también. Y después, cuando encuentro algo que me suena bien y me dan ganas de tocarlo o escucharlo una y otra vez hasta que lo asimilo… Creo que es la mejor sensación. Después está lo lindo de interpretar la música en vivo y conectar con eso. Pero aun así, creo que el proceso de “laboratorio”  cuando estoy componiendo o grabando es el que más me gusta.

¿De qué hablan tus canciones?
De música, de pensamientos, de amor, de desamor, de humor, de contradicciones, y del espacio.

¿Qué esperás que pase con tus canciones?
Espero que funcionen musicalmente, que se sostengan como estructuritas y que por hacerlo me gusten, fundamentalmente. Claro que es lindo si además del otro lado hay oyentes atentos y más lindo aún si esas canciones terminan por agradarles y transmitir “algo”, pero esas ya son cuestiones que no puedo controlar ni predecir, así que trato de no esperarlas.

¿Cuándo empezaste tu camino solista y por qué?
Empecé en 2012 a tocar mis canciones. Para ese entonces me di cuenta que ya tenía algunas canciones como para sacar afuera, y como justamente me costaba porque me daba mucha vergüenza, me armé de coraje (y esto en parte no habría sido posible si no hubiera tenido amigos que me alentaran a hacerlo) y empecé a tocarlas en vivo, sola con mi teclado.

¿Cómo ves la escena musical?
Veo que hay mucho y muy diverso haciéndose, y supongo que eso es un buen síntoma. Tengo la sensación que es un momento bueno para el surgimiento y el desarrollo de muchas músicas nuevas.

¿Con que músicos de tu entorno te sentís emparentada?
Francisca y los Exploradores, Rosal, Loli Molina, y en realidad todos con los que comparto el camino musical.

¿Encontrás alguna identidad musical propia de tu zona o circuito?
Creo que muchos tenemos en común el hecho de tomar la canción como formato para desarrollar nuestra música.

¿Un disco?
Aloe, de Aloe.

¿Una canción?
“Marcial”, de Lucas Martí, cantada por Julieta Brotsky en el disco Presión Social, de Varias Artistas.

¿Una frase?
“La belleza es la eternidad contemplándose a sí misma en el espejo”, Khalil Gibrán.

¿Un espacio?
Las sierras y el río.

¿Con quién continúa la serie?
Juanga →

LA MÚSICA POR U CANCIÓN: “APARECER”

miércoles, 11 de mayo de 2016

#51 - Faltan un par de grados y hervimos todos

Juan Ingaramo
Córdoba



¿Qué te acercó a la música?
Supongo que mi entorno familiar fue lo primero. Mi viejo, mi tío y mi abuelo son músicos, el piano era el anfitrión de las reuniones familiares. 

¿Cuáles fueron tus primeras incursiones?
A los siete años intenté aprender a tocar la guitarra. Estudié un año entero junto a mi mejor amigo con un profe divino, Marcelo Elmo. ¡Tuvimos nuestro show debut en un geriátrico de Córdoba! 

¿Tenés una metodología de composición y trabajo?
Seguro. No la tengo escrita y quizás ni sea consciente de ese orden, pero viendo hacia atrás y en la actualidad, hay ciertos patrones que respeto y repito. De todos modos, sería ideal que vaya mutando con el tiempo, porque probablemente cambiando el método se llegue a diferentes resultados.

¿Cuál es el momento más placentero del proceso musical?
No creo que haya uno en particular. En lo personal, tengo la suerte de disfrutar de casi todas las etapas. Por ejemplo, cuando estás componiendo y encontrás un diseño que te gusta mucho, se produce un placer increíble. A medida que vas orquestando encima, sumando capas, también. Y ni hablar cuando lo escuchás terminado, mezclado y masterizado. Obvio que el momento del vivo es único y tiene esa cuota que nada de lo que te mencioné anteriormente tiene. Por suerte, como músicos, podemos encontrar el disfrute en muchas de las etapas del proceso.

¿De qué hablan tus canciones?
Son una especie de “fotografía lírica” de momentos personales y momentos ajenos. Algunos reales, otros ficticios. Creo que predomina la cuestión generacional, el amor y los amigos.

¿Qué esperás que pase con tus canciones?
¡Que se escuchen!

¿Cuándo empezaste tu camino solista y por qué?
Cuando se separó mi banda. Si bien ahí me dedicaba más que nada a la batería, tenía ya un canal compositivo activado y, fuera cual fuera el formato, necesitaba darlo a conocer, sacarlo de mi casa.

¿Cómo ves la escena musical?
A punto de la ebullición. Faltan un par de grados y hervimos todos (¡en el buen sentido!). Es cuestión de un tiempito más en el que se acomode todo lo que hace falta para dar lugar a lo nuevo.

¿Con que músicos de tu entorno te sentís emparentado?
Con toda mi familia de Discos del Bosque, sobretodo. Y con muchas de las bandas de la escena con la que compartimos el código etario.

¿Encontrás alguna identidad musical propia de tu zona o circuito?
Vuelvo a Discos del Bosque, Córdoba. Pienso que toda obra artística es hija de su tiempo y de su tierra. Inevitablemente hay muchísimos rasgos que responden a esas cuestiones, muchas veces al margen de las intenciones estéticas de los creadores. Los paisajes, las tonadas, la noche, las palabras, y miles de elementos se traducen en ritmos, armonías, y universos líricos. A grandes rasgos y para que se entienda, en Buenos Aires es el puerto y el cemento, en Córdoba el campo, las sierras y el río Suquía. Todo eso, seguramente se escucha y constituye el elemento distintivo de cada identidad musical.

¿Un disco?
Family Game, de De la Rivera. 

¿Una canción?
“Brillar”, de Valdés.

¿Una frase?
“La pelota no se mancha”, ni hace falta que te diga de quién es. Mirá vos.

¿Un espacio?
Mi homestudio.

¿Con quién continúa la serie?
Candelaria Zamar 

EL MÚSICO POR SU CANCIÓN: "HORÓSCOPO"


miércoles, 4 de mayo de 2016

#50 - Siento que la escena musical nacional está en un proceso hermoso de expansión y frescura

Tomás Ferrero
Córdoba

Foto: Teresa Mir  


¿Qué te acercó a la música?
En mi familia la música siempre estuvo cerca, por así decirlo. Hubo un piano en casa desde que tengo memoria y si bien ningún familiar era “pianista” todos tocaban más o menos de oído. Supongo que eso me acercó, saber que podía “jugar a la música” cada vez que quisiera.

¿Cuáles fueron tus primeras incursiones?
Cuando mis viejos se dieron cuenta que tenía algún tipo de facilidad, me mandaron a estudiar piano a un conservatorio luego del colegio, pero muy en contra de mis ganas. Odié cada una de las clases a las que fui y no tengo un buen recuerdo de esa época. Luego, después de mudarnos a otro país por un tiempo y poder reacercarme por mi cuenta a la música mediante algunos programas de computadora, al volver a Córdoba me inscribí en algunas academias y pude enamorarme genuinamente de la música. Hoy me arrepiento de no haber aprovechado más esas primeras clases de piano.

¿Tenés una metodología de composición y trabajo?
No sé si es una metodología propiamente dicha, porque siempre siento que es distinto el proceso, pero lo más común es tener algún instrumento en la mano (últimamente la guitarra) e improvisar alguna sucesión de acordes y cantar algo encima. Una vez que encuentro algo que me guste, lo repito, armo la forma de la canción, y mientras voy tarareando la melodía siempre sale algún balbuceo que remite a alguna palabra. Uso esa palabra como puntapié para empezar la letra y de ahí sale la idea. A veces, teniendo una letra hecha antes simplemente es adaptarla a la música que crea conveniente.

¿Cuál es el momento más placentero del proceso musical?
Para mí EL momento es cuando pongo el grabador y registro la primera vez que toco completa la canción que acabo de terminar. No hay un momento más satisfactorio.

¿De qué hablan tus canciones?
Trato de escribir siempre desde mi punto de vista personal y mis vivencias, aunque me gusta jugar e inventar historias y crear personajes, ponerme en la piel de otro, imaginar “que pasaría si…”. Lo pienso como un guión de una obra, por ejemplo.

¿Qué esperás que pase con tus canciones?
No sé si espero algo, lo que tenga que pasar con ellas es bienvenido. De todas maneras, me gustaría que quien las sienta, las haga propias.

¿Cuándo empezaste tu camino solista y por qué?
Nunca lo empecé, siempre toqué solo al margen de las bandas en las que estuviera. Hoy en día formo parte de Rayos Laser, pero cada tanto hago algún show como solista tocando canciones viejas, algunas que quedaron fuera de los discos, algunas que no tienen cabida en el universo láser, etcétera. Igual, nunca se está “solo”, siempre hay amigos acompañándome, como Pedro Cabal o los mismos Rayos, que se calzan otros instrumentos y me ayudan a compartir estas canciones.

¿Cómo ves la escena musical?
Hoy en día siento que la escena musical nacional está en un proceso hermoso de expansión y frescura. Todo el tiempo encuentro bandas nuevas que hacen cosas increíbles y gente generando espacios para que esta escena tenga lugar. A veces es más difícil, a veces no hay condiciones pero siento que hace un tiempo hay cada vez más unidad entre los músicos. Sí o sí estamos en un momento de cambio.

¿Con que músicos de tu entorno te sentís emparentado?
Con César Seppey y Gustavo Rodríguez, mis compañeros de banda. Con Pedro Cabal, con Fausto Vercellino, con mis compañeros en Discos del Bosque, con Iván Pierotti, con los hermanos Hernández, con los que fueron mis compañeros en distintas bandas... Es una lista larguísima.

¿Encontrás alguna identidad musical propia de tu zona o circuito?
Me parece que en Córdoba hay muchos buenos escritores de canciones. Eso me parece que es algo que diferencia la zona de otras.

¿Un disco?
Astronauta, de Benigno Lunar.

¿Una canción?
“Ángel”, de Gustavo Rodríguez.

¿Una frase?
“El sarcasmo y la compasión hacen que la tierra sea un lugar habitable”, Nick Hornby.

¿Un espacio?
Mi casa.

¿Con quién continúa la serie?
Juan Ingaramo →

EL MÚSICO POR SU CANCIÓN: "SUMA", TOMÁS FERREO & PEDRO CABAL {ELEFANTE DIAMANTE}