miércoles, 23 de marzo de 2016

#44 - “Si pinto en noche con luna, mi coplita sale clara”

Ramiro González
La Rioja.



¿Qué te acercó a la música?
Si bien soy hijo de un músico, cantautor de folclore, de mi provincia de La Rioja, creo que mis primeros recuerdos de la música se remontan a mi hermano mayor -mis viejos están separados desde un par de meses antes de mi nacimiento-  y de mi madrina, que me cantaba canciones de María Elena Walsh cuando iba de vacaciones a casa de mis abuelos, en la provincia de Córdoba, donde resido actualmente desde hace unos dieciocho años.

¿Cuáles fueron tus primeras incursiones?
Mis primeras incursiones fueron cantando con un bombo de madera terciada, de esos que venden en las casas de productos regionales. Me lo regaló una tía abuela luego de un viaje que hizo a Salta. Debo haber tenido cuatro o cinco años. Luego, a los ocho, mi viejo me enseñó a tocar el charango, y a eso de los once agarré por cuenta propia la guitarra, porque el charango se había roto. Y fue un viaje de ida. A los quince o dieciséis empecé a escribir mis primeras cosas para una banda de rock que teníamos con unos vecinos del barrio.

¿Tenés una metodología de composición y trabajo?
No tengo, aunque después de más de veinte años de escribir y, posiblemente, por cierta facilidad para las melodías, por lo general primero hago las letras y me resulta fácil musicalizar. De todas formas estudio bastante de manera autodidacta y siempre estoy probando nuevas técnicas.

¿Cuál es el momento más placentero del proceso musical?
Cuando se comparte con otros músicos o cuando la gente corea mis canciones, ahí se produce una conexión que es muy difícil de explicar. El hecho de ser cantautor y de que otros artistas interpreten mis temas, los hace circular de una manera más extensa de lo que yo podría hacerlo y eso hace que se conozcan por diferentes versiones. Eso es un gran placer, cuando alguien elige una canción que yo hice sin ninguna pretensión.

¿De qué hablan tus canciones?
De la vida, de gente común y corriente, de cuestiones sociales, políticas, filosóficas, del amor y los afectos. De la tierra, la naturaleza, de lo rural y lo urbano. De muchas cosas.

¿Qué esperás que pase con tus canciones?
Nada, no espero nada. El que espera algo de sus canciones está especulando con ellas. Yo las hago por una necesidad de comunicar o compartir un pensamiento, a veces por catarsis.

¿Cuándo empezaste tu camino solista y por qué?
Siempre quise formar parte de un grupo, nunca me interesó ser solista, para nada. El hecho de hacer canciones, en cierto modo, es una limitación respecto de ese anhelo, porque todos los músicos con los que me he juntado terminan pidiéndome que hagamos temas míos. Cada vez que sucedió eso, cuando empezábamos a hacer temas míos, por lo general terminaban recayendo la mayor parte de las responsabilidades en mí y me terminaba desgastando, porque eso genera cierta comodidad en el resto de la banda. Así que un día decidí abandonar un proyecto hermoso que tenía con un sexteto y empecé a tocar y componer para mí solito, con la guitarra. Y ese fue un bonito viaje, porque me exigió explorar otros recursos con el instrumento y mejorar la interpretación vocal. Aunque ahora que soy un poco más conocido las cosas son diferentes, porque tengo gente que se encarga de hacer algunas tareas que me desgastan y eso me permite relajarme con el resto.

¿Cómo ves la escena musical?
Es una pregunta bastante compleja y abarcativa. Depende del lugar y sus políticas culturales. No es lo mismo la escena de Córdoba, donde yo vivo, que la de La Rioja o la de Buenos Aires, y así en cada lugar, va cambiando de acuerdo a diferentes factores sociopolíticos. Por ejemplo, este cambio de gobierno a nivel nacional, no creo que sea tan auspicioso, si bien yo no soy partidario de uno ni de otro, creo que lo realizado por Teresa Parodi, en el gobierno saliente, era de alguna forma esperanzador, y lo que vi con Macri como jefe de gobierno de Buenos Aires era de alguna forma todo lo contrario, con el cierre de muchos espacios. Lo que sí veo, en general, es una vuelta a las artes. El mundo tiene ciclos de mucha creatividad y creo que este que estamos viviendo es uno de ellos, posiblemente potenciado por los recursos tecnológicos.

¿Con que músicos de tu entorno te sentís emparentado?
Con los que de alguna forma me vengo relacionando desde hace más de una o dos décadas. Raly Barrionuevo, Bruno Arias, Juan Quintero, con quienes he compartido mucho en este último tiempo, pero la lista es larguísima. Le debo en gran parte ser lo que soy a un músico de mi provincia, que es Pica Juárez. Me siento identificado con quienes vengo compartiendo una amistad y luego la música, como José Luis Aguirre, que es un tremendo compositor cordobés con quien tenemos un dúo, o con quienes me han invitado a compartir con ellos, como Orozco Barrientos, Franco Luciani, Arbolito, La Bruja Salguero, Bicho Díaz, Dúo Coplanacu, Acá Seca, Luna Monti, María y Cosecha, Lucas Heredia y Julián Venegas. Este año tuve la alegría de compartir un par de veces con el Negro Carlos Aguirre, Jorge Fandermole, Liliana Herrero y Juan Falú. También tuve la suerte de cruzarme con artistas de otros géneros que no son folclore, con quienes he compartido, como el Ají Rivarola de Armando Flores o el Cabra de Vega de Las Manos de Filipi, por citar algunos.

¿Un disco?
Pintura de pago chico, de José Luis Aguirre.

¿Una canción?
“Vientito de Achala”, también de José Luis.

¿Una frase?
“SI pinto en noche con luna mi coplita sale clara”, de mi viejo, el Pimpe González.

¿Un espacio?
El Encuentro Nacional Cultural San Antonio de Arredondo.

¿Con quién continuamos?
Rodrigo Carazo →

EL MÚSICO POR SU CANCIÓN: "LA COSECHERA PERDIDA"

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