miércoles, 24 de junio de 2015

#16 - Me maravilla que el arte esté mucho más disponible en la calle, en espacios culturales abiertos

Caro Tapia
Castelar, Buenos Aires



¿Qué te acercó a la música?
La necesidad de decir, y la progresiva conciencia de que las palabras no alcanzan. La necesidad del ritmo y la melodía sumergiéndome en un universo Otro. Las guitarreadas en las que mi viejo desempolvaba canciones cuando éramos chicxs. Las amistades y maestrxs que así siguieron alimentando el impulso vibrante.

¿Cuáles fueron tus primeras incursiones?
En el coro de la escuela a la que asistí, cantando en unas presentaciones locales. Robándole la guitarra a mi papá a escondidas, sacando canciones en un intento de descifrar una fotocopia vieja con acordes... Compartiendo con compañeras/os del secundario tardes de mates y música.

¿Tenés una metodología de composición y trabajo?
No. Le huyo bastante a la metodología en materia del arte. Me gusta mucho escribir, la poesía suele brotar como una necesidad que habita mi cotidianidad. Entonces, cada tanto, una poesía germina como canción. Pero a veces también la canción llega, sola, con su melodía y su letra. Otras veces, se adelantan un ritmo y una melodía y va surgiendo la letra con el lápiz. Finalmente, otras, el juego con algún instrumento a mano se trae detrás una canción que esperaba ser oída.

¿Cuál es el momento más placentero del proceso musical?
El momento en que me doy cuenta que surgió una canción, algo se habitó de sentido, cuando unos segundos antes no podía explicarme bien qué era lo que estaba haciendo.

¿De qué hablan tus canciones?
Depende. Creo que nada de lo que unx escribe es escindible de su sentir, desde el más latente hasta el más profundo y oscuro. De lo que siento, muchas veces surgen cuestiones que sólo con el tiempo llego a asociar a algún proceso personal específico, en general en el presente de la creación no escribo pensando en algo concreto. A menos que esté deliberadamente apuntado a algún gesto político, que tiene obviamente que ver con mi sentir, pero está tal vez más apuntalado de manera voluntaria.

¿Qué esperás que pase con tus canciones?
Espero, en primer lugar, que broten de una necesidad tan interna que me transformen a mí en algo nuevo, que me muten desde el momento en que nacen. Y así como a mí me mutan, me hace sentir plena saber que hay personas a las que les llega una melodía, les resuena una letra, les con-mueve un acorde... del mismo modo que a mí me con-mueven otrxs.

¿Cuándo empezaste tu camino solista y por qué?
El camino solista es algo que no había estado nunca en mis planes -de hecho me resultaba algo no sólo ajeno sino casi hostil tener un proyecto con mi propio nombre-. Hoy tiendo a pensar que todos son momentos. Y hubo un momento en que dejé de tener un dúo con el que venía compartiendo muchos años de música y cuando estaba escribiendo a un grupo nuevo una propuesta, me di cuenta que no quería seguir empleando energías en arrastrar personas a un proyecto musical, que es lo que sucede a veces cuando en un grupo de personas hay distintas voluntades, tiempos, opiniones sobre cómo llevar adelante la música. Eso se dio en simultáneo con haber descubierto que ya estaba haciendo mis canciones (es extraño, pero no hay un momento en que una dice: "ya está, estoy componiendo"; puede estar sucediendo hace rato y unx sólo asumirlo mucho tiempo después por no tomar por válidas sus propias creaciones... como si crear fuera algo distinto de jugar!) y con algunas invitaciones que habían surgido y en las que me tiré a la pileta ofreciendo probar tocando algo nuevo, y reviviendo mi contacto con la guitarra, adormecido por algunos años hasta entonces.

¿Cómo ves la escena musical?
Veo muchísimo movimiento, muchísimas propuestas variadas e interesantes: desde las más estéticamente pretenciosas y eruditas, hasta las apuestas de improvisación y creación libres. Me maravilla que el arte esté mucho más disponible en la calle, en espacios culturales abiertos. Me parece asombroso y digno de ser contagiado el espacio que abre sus puertas para que todas las manifestaciones artísticas tengan espacio de expresión (teatros under, casas culturales abiertas, centros alternativos de difusión cultural, plazas, calles...). Me parece maravilloso y bien presente el arte que toma la calle.
Algo que es inescindible del arte y que me parece un eterno problema es el fetiche, que tiende a estandarizar el valor de la cultura y de los artistas. Eso me parece un problema: confundir el arte con la moral acerca del arte, y hacer de eso un producto de mercado, generando la posibilidad o imposibilidad de ingreso en determinados circuitos, que termina reproduciendo la lógica del mercado utilitario al interior de una práctica que es por principio -por decirlo rápidamente y no sin recelo- "inútil".

¿Con que músicos de tu entorno te sentís emparentada?
En general, todxs lxs cantautores que están haciendo de su decir el alimento de muchxs oídos, sobre todo con aquellxs que están abiertxs a compartir; que intentan apostar a la autogestión, sembrar y transformar modos de vida, vivir aprendiendo. Por el Oeste, en mis prácticas me siento muy emparentada con amigxs: Roma Roldán, Jorge Salinas, Juan Graña (Shamballa), Manu Molina, Pablo Merletti, Nico Trigo, Marce Pereyra, Ale Cunha... Y en la búsqueda sonora eterna, práctica, teórica, técnica, además de la hermandad en cómo ver la vida, con Soema Montenegro y Luvi Torres, dos comadres, chamanas enormes que la Vida me regaló para compartir y aprender.

¿Encontrás alguna identidad musical propia de tu zona o circuito?
No... hay de todo. Hay sí, tal vez, un amor por la fusión de ritmos latinos de toda clase, en el formato de canción, pero al mismo tiempo esto trae resonancias de otras tierras, como el blues, el rock, el jazz, el pop.

¿Un disco?
Una mujer y un hombre. Ave del Cielo, de Soema Montenegro (2014). Y Canto que Grito, de Pablo Merletti (2012 o 2013, no estoy segura).

¿Una canción?
"Acaso el amor", Luvi Torres en Ser el Agua. "Chacarera de los colores", Se Armó en Diversical (2014).

¿Una frase?
"Somos aquello que hay que encontrar para seguir siendo aquello que anda buscando", Lucía Aráoz de Cea.

¿Un espacio?
El Oeste, con sus casas abiertas a compartir el arte en sus múltiples manifestaciones. Casa Frida, Solar, Gorjeos, Granola, etcétera, y por muchos etcéteras más.

¿Con quién continua esta serie?
Nomino a la hermosa de Roma Roldán →

LA MÚSICA POR SU CANCIÓN: "MAÑANA"

miércoles, 17 de junio de 2015

#15 - Ya no sé si es tan interesante ser la aplanadora del rock

Manu Molina
Ramos Mejía, La Matanza, Buenos Aires.


¿Qué te acercó a la música?
No hubo algo… Supongo fueron una sucesión de experiencias vividas las que me fueron guiando finalmente al camino de la música.

¿Cuáles fueron tus primeras incursiones?
En la infancia… En reuniones familiares cantaba algún tema folclórico. Y luego, ya en la adolescencia, empecé a tocar percusión.

¿Tenés una metodología de composición y trabajo?
Tengo la metodóloga de armar la armonía, balbucear onomatopeyas y después construir la letra tratando de respetar la sonoridad de los balbuceos iniciales.

¿Cuál es el momento más placentero del proceso musical?
Disfruto mucho tocando en vivo, es lo que más me gusta.

¿De qué hablan tus canciones?
Del amor, de la naturaleza, de lo etéreo y del enigma y los misterios de la vida.

¿Qué esperás que pase con ellas?
Espero que a la gente que las escuche, primero que les guste y después que se sienta atravesando un lindo viaje entre la poesía y las texturas de las canciones.

¿Cuándo empezaste tu camino solista y por qué?
Me decidí cuando saqué mi primer disco, Sonidos Oriundos. Porque los amigos y músicos que me acompañaron en distintas épocas, se comprometían musicalmente pero no en la otra parte organizativa o administrativa, y siempre terminaba haciendo yo toda esa labor, digamos, por cuestiones de fuerza mayor. 

¿Cómo ves la escena musical?
Muy atractiva, con muchas pero muchas propuestas interesantes y comprometidas profundamente con el arte. También de las otras, pedorras y comerciales, horrorosas, que avergüenzan a la música.

¿Con qué músicos de tu entorno te sentís emparentado? 
Ezequiel Borra, Botis Cromático, Nacho Rodríguez, Soema Montenegro, Maca Mona Mu, etcétera.

¿Encontrás alguna identidad musical propia de tu zona o circuito?
Sí, hay una especie de canción del oeste, que desde el rock se fue construyendo y que fue metamorfoseando hacia algo más sutil, que es lo que hoy se conoce como indie. Ya no sé si es tan interesante ser la aplanadora del rock.

¿Un disco?
Ave del cielo, de Soema Montenegro.

¿Una canción?
"Exagero", de Guillermo Beresñak.

¿Una frase?
“El ser humano es un enfermo”.

¿Un espacio?
Casa de la cultura Maradona, Haedo.

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Caro Tapia→

EL MÚSICO POR SU CANCIÓN: "SÓLO PARA TI"

miércoles, 10 de junio de 2015

#14 - Ser solista es algo que va y viene, como uno mismo

Facundo Jofré
Mendoza



La música.
Fue la música la que se me fue acercando, desde chico. Supongo que tuve los estímulos necesarios en mi familia como para que esa semilla que es el quehacer musical comenzara a echarme raíces. Después, inevitablemente me fue creciendo dentro, por suerte nunca se me dijo que “no” a tocar y cantar. 

Las primeras incursiones.
Una de las primeras fue un acto escolar del Día de la Bandera en el que toqué el bombo acompañando una zamba que cantaba todo mi curso, dirigidos por la maestra. Desde ahí parece haberme surgido la necesidad de seguir tocando y contagiando a otros. Por ejemplo, tiempo después animé a mi papá a que cantara en una peña escolar (él hacía folclore, pero de la puerta de casa hacia adentro), yo lo acompañé con la percusión, que por esos días era el instrumento que me acercaba a la música. Ahí empezó toda una historia con lo folclórico. Empecé a tocar la guitarra, seguí acompañando a papá en peñas, festivales y demás. Y se armó algo ya más serio, por así decirlo. Hoy me parece rarísimo y muy lejano, pero en 2004, con Javier Jofré (mi padre), Luciana y Florencia (mis hermanas), ¡tocamos en el escenario mayor de Cosquín!

La metodología.
Hace algunos años no tenía ninguna metodología, ni pensaba que fuera un trabajo, más bien era todo muy lúdico, espontáneo y sin mucha conciencia. Pero, con el tiempo, y también a partir de haber empezado a estudiar música como carrera, me convencí de que es algo más trabajoso de lo que parece o de lo que te cuenta la tele y los rockstars. El proceso que lleva empezar desde la nada y llegar a la canción, se podría decir que es de un sufrimiento llamativamente placentero, muchas veces costoso, y con grandes posibilidades de que no llegue a algo bueno o satisfactorio. Siendo más optimista, puedo decir que voy buscando de distintas maneras, desde una letra (mía o prestada), componiendo la música por partes, desde una música tratando de llegar a la letra, a veces quedándome sólo con una letra o sólo con una música. A veces tengo una melodía que me gusta y me sugiere palabras que le sientan bien, y a partir de eso sigo con el acompañamiento. Seguramente hay métodos que aún desconozco y que en un futuro me serán de ayuda. Es importante, sí, tomarlo con la constancia de todos los días estar avanzando un poquito, dedicándole tiempo.

El momento más placentero.
Sin dudas, cuando ya tengo cerrada en su mayor parte la forma de la canción y un buen acercamiento a cómo quiero que suene grabada. Ahí me dan ganas de escuchar varias veces lo que hice y de corregirlo con mayor entusiasmo.

Las canciones.
Es un poco difícil definir eso, porque en ocasiones uno empezó a escribir pensando en algo y terminó diciendo otras cosas, y es un misterio cómo el cerebro va asociando palabras. Otras veces, la idea generadora gana y fluye mucho mejor en el texto. Por otro lado, cuando me tocó poner música a una letra que me dieron, pensé también en un discurso musical, cómo embellecer esas palabras, o desdibujarlas, o acompañarlas, o contradecirlas… A veces, también, hablo de algún personaje que inventé, que parece el protagonista, pero que en el fondo me ayuda a expresar otra cosa, un pensamiento. Y hay canciones que nacen de una imagen que te ayuda a decirlo todo, o imágenes que terminan siendo un algo por sí solas.
  
Lo que pase con ellas.
Me gusta que sean gustadas desde lo musical o letrístico, o desde ambos mundos. O que generen crítica o incomodidad o lo que sea, menos indiferencia. Que algo hayan hecho resonar.
  
El camino solista.
Lo comencé a finales de 2009 o principios de 2010. Inconscientemente, como creo que empiezan todas estas cosas, por necesidad. Después, de distintas maneras, por poco o mucho tiempo, empecé a asociarme con otros. Ser solista es algo que va y viene como uno mismo. Pienso que al hacer música, canciones, hace falta un otro a quien comunicarle y de quien recibir algo.

La escena musical.
La siento muy bien, me gustan muchas cosas, y digo esto refiriéndome a lo que conocemos como músicos alternativos (no difundidos por los medios masivos). Lo que nos llega a través del trabajo en red. Veo algo que surge y que no depende de algo impuesto desde arriba, sino que con total sinceridad va de a poco, de a peldaños, siendo reconocido y querido. Por darte ejemplos, en Mendoza hay tantos proyectos musicales hermosos que ya les he perdido la cuenta: Orozco Barrientos (quizá los más conocidos desde el folclore), Paula Neder, Sebastián Garay, Sebastián Guillén, José Quiroga, David Blanc, Alejandro Sicardi, Juan Pablo Dicesare, Mariana Paraway… Y muchísimos más, todos compositores de sus propias canciones. Bandas como Karamelo Santo, Pucha che, Bajo Cuerda, Altertango, La Nueva Guardia, Oesch-Alcaraz-Patiño, todos de géneros diversos, jazz, folc, pop, ska, cumbia. Es increíble lo que está pasando desde la creación, no sólo en Mendoza, sino en general, en todo el país.

Los músicos parientes.
De distintas maneras, me siento emparentado con los que mencioné antes, sumándole a gente de otras provincias y países, con los que compartimos viajes y experiencias: Gonzalo Miranda y Emilio Zottarel (Rosario), Nash Coll, Rodrigo Villanueva, Franco Moreira (Córdoba), Andrés Correa, Alejo García, Idinael Tejeda, David Heincke (Colombia), Omar Camino, Enrique Mesías, Oscar García (Perú), Alejo Jofré (Chile), y la lista seguiría de forma indefinida.

La identidad musical.
Sí, por estos lados ha ido pasando algo muy interesante en la mixtura entre rock, jazz, pop y lo folclórico. Se abre mucho el juego, y lo latinoamericano también suena. Y es llamativo como mueve, y lo que despierta.

Un disco.
Chakana, de Trío Oesch – Alcaraz – Melchiori.

Una canción.
“Va pasando la noche”, de Juampi Dicesare.

Una frase.
“Empiece por romper los espejos de su casa, deje caer los brazos, mire vagamente la pared, olvídese. Cante una sola nota, escuche por dentro. Si oye (pero esto ocurrirá mucho después) algo como un paisaje sumido en el miedo, con hogueras entre las piedras, con siluetas semidesnudas en cuclillas, creo que estará bien encaminado”. De Instrucciones para cantar, de Julio Cortázar.

Un espacio.
Potrerillos, Mendoza, un sábado por la siesta. 

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Manu Molina →

EL MÚSICO POR SU CANCIÓN

miércoles, 3 de junio de 2015

#13 - Crear una puerta

Nash Coll
Córdoba capital








La música.
La familia. En casa, de chico, siempre hubo música. Mi mama cantándome de chico, mi hermana que siempre cantó, mi viejo que fue quien más nos contagió la música, mostrándonos desde The Beatles, Creedence, Piazolla, Almendra, Seru, jazz, etcétera. Y siempre tuve esa curiosidad. Cualquier casette o instrumento que llegaba lo chusmeaba, jugaba, escuchaba. Mis hermanos tenían sus bandas e iba a los ensayos o escuchaba los ensayos en casette o aprovechaba si por ahí se dejaban una guitarra para tocar.

Las primeras incursiones.
Siempre supe que la guitarra era mi instrumento y así, con el tiempo, tuve mi primera criolla, y de alguna u otra forma siempre, toda mi vida, hice música. Si no tenía guitarra, percutía almohadones y cantaba canciones inventadas en el momento, escribía letras y las cantaba siempre distinto. Fue un juego constante. Investigar el instrumento, el canto, la poesía, con total ingenuidad, fue la mejor forma de aprender. Con mis hermanos cantábamos canciones a diario, en el cotidiano, a donde sea. Siempre me consideré autodidacta en la música, al menos de la forma en que me empecé a relacionar con ella, creé mi propio lenguaje con total ingenuidad. Luego pude pulir o poner en limpio ideas claras gracias a la experiencia de los años, el estudio, nuevas ideas, personas y músicas.

La metodología.
No, nada estricto, es aleatorio. He tenido épocas en que normalmente se daba una línea de hechos como, por ejemplo, primero los acordes, después melodía y letra. Pero al tiempo o excepcionalmente, cambia. Es sorpresiva la manera en que puede llegar a surgir una canción, sea por improvisación, por cantar caminando, por una letra que te canta la melodía, por una vivencia, por ponerte a componer y que salga, o no. Pero sí puedo decir que es una búsqueda diaria y constante la composición, sea porque surge algo nuevo, por hacer un arreglo, por cerrar alguna idea, por versionar, etcétera. Está todos los días presente en mi vida, por ende, abarca situaciones y lugares diversos.

El momento más placentero.
El momento en que te das cuenta que tenés una canción nueva, la sensación de haber creado algo que te emociona y querés transmitir. Después, lo que pase con la canción puede traer muchas cosas placenteras o no... Pero si no se hubiera creado, no pasaría. Es como crear una puerta.

Las canciones.
En mis canciones hay amor, desamor, paisajes y alegrías, pasajes y tristezas, arbitrariedades poéticas, hay vacíos, búsquedas personales, preguntas sin respuestas, respuestas sin preguntas, descargas, mujeres, naturaleza, calles y olvidos.

Lo que pase con ellas.
La canción, una vez hecha, es libre, y pasan con ella cosas que quizás el autor jamás se entere. Eso es algo increíble e impredecible que pasa con la música. Como compositor intento crear lo que para mí sería una buena canción, subjetivamente hablando y sin pensar en un público en especial. Tan sólo espero que del otro lado se disfrute y se agiten sus partículas por alguna razón.

El camino solista.
Se podría decir que siempre, pero básica y formalmente, empecé cuando en el verano de 2011 grabé “Sopa”, aun estando con mi ex banda Biernes*, sólo que -excepto yo- ninguno estaba en Córdoba, y ese año tardamos en arrancar a tocar. En ese lapso hice y presente “Sopa” con Ringo Discos. Luego, a fin de año se separa Biernes* y de algún modo empezó lo que ya se había empezado con ese primer disco. Si bien ahí nomás hicimos Que no Cumbia el Pánico, banda que duró tan sólo meses, por lo que más que nada fue una formación de mi etapa solista que quedó en un demo homónimo al nombre de la banda.

La escena musical.
Hablando en general, veo que se ha descentralizado el mercado grande, como existía hace quince años atrás quizás. No es que no existe, sino que fomenta la mediocridad y maneja otros mensajes públicos. Ahora lo independiente tiene más cabida y circuito, aunque en un camino que aún se está haciendo y asentando. Pero existen posibilidades, como músico, que antes no había. Y eso es porque cambian los modos de mover la información, de crear e incentivar la cultura, la forma en que el público ve al artista, el artista cómo se ve a sí mismo, en un terreno en donde la autogestión y el cooperativismo toman fuerza. Aún sigue siendo dificultoso vivir de esto, pero nada se hace de un día para otro y es un proceso interesante el que se vive hoy, cosa que antes parecía impensable.

Los músicos parientes.
Acá todos estamos en la misma y somos parte de la misma historia, pensar que unos son más que otros es ridículo, sabiendo que en Córdoba siempre fue difícil, en el terreno del arte y la música, ser algo o alguien. Hay bandas de acá que les va muy bien y que por más que no me gusten me encanta que les vaya bien. Es darle fuerza a la identidad propia. Por ende, el emparentamiento se da al vernos como músicos, los que estamos ahí, en ese camino.

La identidad musical.
Acá en Córdoba Capital, la identidad musical número uno es el cuarteto cordobés. Y por ese ADN que hay acá las bandas bailables son las que más mueven, sea o no por circuito propiamente cuartetero. De todos modos, el rock siempre estuvo presente y por lo planteado en la respuesta de la escena musical, se han abierto puertas que permiten que el género gane terreno como circuito local y existe un flujo de bandas importante.

Un disco
Armonicus Daltonicus, de Anticasper.

Una canción
Supermas", de Anticasper.

Una frase
Aunque me fuercen yo nunca voy a decir que todo tiempo por pasado fue mejor, mañana es mejor”.

Un espacio
A veces ciudad, a veces campo.

¿Con quién continúa esta serie?
Facundo Jofre, de Mendoza →


EL MÚSICO POR SU CANCIÓN: "MEJOR"

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